Exaltación al Aceite de Oliva



INTRODUCCIÓN


Nacieron los olivos sobre las lomas,
pintaron de verde el azul infinito,
y fueron por siglos cobijo y sustento,
regazo de hogar, lucerna y candil
calor y luz en noches de invierno.
Y fuera el aceite óleo sagrado
para unción de reyes, bautismo y rito
principio y fin muerte y nacimiento,
devenir continuo, leyenda y mito.



SALUDO


Exmo. Sr. Consejero de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía
Sª. Alcaldesa del Ayuntamiento de Beas.
Dignísimas Autoridades.
Señoras, Señores:

Buenas tardes. En este febrero de olor a aceite recién molturado, de olivos huérfanos de fruto y ramas doloridas, en este febrerillo loco de soles y lluvias impredecibles como el semblante que se esconde tras la máscara de carnaval , en este febrero, preludio de ceras derramadas de costal y corneta, de incienso gravitando por las esquinas, quisiera empezar esta exaltación leyendo unos versos del Corán correspondiente a la Sura 24 que dice así:

"Dios es la luz de los cielos y de la tierra.
Su luz es comparable a una hornacina en la que hay un pabilo encendido.
El pabilo está en un recipiente al vidrio que es como si fuera una estrella fulgurante.
Se enciende de un árbol bendito, un olivo, que no es del Oriente ni del Occidente.
Y cuyo aceite casi alumbra aún sin haber sido tocado por el fuego.
¡Luz sobre luz!
Dios dirige su luz a quien él quiere.
Dios propone parábolas a los hombres.
Dios es omnisciente."
Y la luz del aceite
cabalgó los siglos
se hizo historia milenaria
cultura de los pueblos
y alumbró miserias
y caldeó inviernos.
y fue ungüento del pobre
medicina y remedio
y sació injusticias
y acuñó leyendas.
Nacieron así los olivos
sobre las tierras resecas
y pintaron los campos
con su verde belleza.
ALEGRÍAS
Tierra calma que de pronto
vio los olivos crecer,
con tanto moverle el fondo
pronto podría perecer.
El olivo es luz y vida,
el olivo es bienestar,
del olivo hace mi pueblo
su seña de identidad.
La mariposa en la taza
a mi me alumbraba
y con leña de olivo
me calentaba.
Y de aceitunas "partías"
una orza echaba
y otra de manzanilla
"pa" que endulzara.



EL ACEITE DE OLIVA EN LA HISTORIA


La historia de la humanidad desde la noche de los tiempos está llena de testimonios de admiración a este árbol tan nuestro, tan de nuestra memoria y horizonte colectivos, parece que en nuestra retina, en nuestros genes siempre ha existido el olivo, desde la mítica Tartessos donde los toros de Gerión pastaban junto a los acebuches primitivos a Griegos y Fenicios que llegaron a nuestras costas y nos enseñaron a cultivar el olivo, a la inmortal Roma que nos enseñó a comerciar el aceite con el imperio.

Igual encontramos su testimonio en una tumba de Tebas de alrededor de 1500 años antes de Cristo o en la antigua Babilonia donde al médico se le llamaba "asu", es decir "conocedor de los aceites"

Todo esto nos da idea de la importancia que tuvo en la antigüedad no solo por su valor culinario sino por sus virtudes curativas, y hasta mágicas, siempre presente en las ceremonias de unción de reyes, sacerdotes y caudillos.

Las momias en Egipto eran enterradas con una rama de olivo como símbolo de eternidad.

Testimonios literarios nos indican su importancia : La Odisea nos relata que la cama nupcial de Ulises fue labrada en un tronco de olivo, en la Biblia numerosos pasajes como el del diluvio hacen que la paloma que trae la buena nueva sostenga en su pico una rama de olivo como símbolo de esperanza para la humanidad. Numerosas ánforas griegas recrean la recolección de aceituna allá por el siglo VI antes de Cristo.

Pero fue el imperio romano el que extendió el comercio del aceite y la plantación de olivos por todas las tierras conquistadas, en esto la Bética alcanzó una importancia capital hasta hacer de nuestro aceite el más apreciado de todo el imperio y nuestra producción la más importante para la economía romana.

Miles de ánforas aceiteras eran transportadas por las naves romanas desde la Bética a la capital del imperio, hoy una colina artificial en Roma, el Monte Testaccio, formado por fragmentos de ánforas testifican la ingente cantidad de aceite importada.

Fue tal la importancia del aceite para el imperio que todo ciudadano que plantara unas fanegas de olivo era exonerado del servicio militar.

Y... pasa la historia de puntillas sobre sus ramas entre altos y bajos, incendios, enfermedades, sequías, epidemias... mas, nada puede con el olivo que de sustento del pueblo, enraizado en las costumbres, pasa en el medioevo a ser patrimonio de las clases altas y de los clérigos.

En la Edad Moderna, las riberas del Mediterráneo volvieron a cubrirse de olivos, con la expansión del comercio, barcos cargados de cubas de aceite y caravanas de animales con odres de piel partían de las regiones aceiteras para alcanzar el Norte de Europa.

Hoy el olivo se ha extendido más allá de la zona mediterránea hasta llegar a todos los continentes. Hay olivares en Äfrica del Sur, en China y Vietnam, en la Oceanía meridional y en toda América y la producción total del aceite de oliva del globo está en constante crecimiento desde principios del siglo XX.



OLIVO y POESIA


Los poetas siempre han visto en el olivo algo especial que los inspiraba, su forma de mano abierta como acariciando el cielo, sus troncos retorcidos, casi barrocos, donde se puede leer entre sus hendiduras la historia y la leyenda de nuestros pueblos. Ahí van una cuantas pinceladas:

“¡El campo andaluz, peinado
por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar y de olivar!

Cantó Machado desde su melancolía. O aquel otro poema al “Olivo del camino”:

Hoy, a tu sombra quiero
ver estos campos de mi Andalucía,
como a la vera ayer del Alto Duero
la hermosa tierra de encinar veía.
Olivo solitario,
lejos de olivar, junto a la fuente,
olivo hospitalario
que das tu sombra a un hombre pensativo
y a un agua transparente.

Y que cantó como nadie el campo de Baeza: “Los olivos grises, los caminos blancos”.

Y Neruda que se quedó prendado del olivo :

No sólo canta el vino,
también canta el aceite...
...Tu inagotable paz, tu esencia,
verde, tu colmado tesoro que desciende
desde los manantiales del olivo.

Miguel Hernández grita la tragedia de la guerra por los olivares:

“Los olivos moribundos
florecen en todo el aire
y los muchachos se quedan
cercanos y agonizantes”

o esta sentencia poética:

El naranjo sabe a vida
y el olivo a tiempo sabe.
Y entre el clamor de los dos
mis pasiones se debaten.

Pero si hay un poeta en el que el olivo inspire más poesía y belleza , ese es sin duda Federico García Lorca:

La niña del bello rostro
está cogiendo aceitunas.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.

Así retrata Federico un paisaje de olivos:

El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos,
están cargados de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.

Sirva esta pequeña muestra poética para expresar lo que sentían estos escritores por nuestro árbol milenario.



EL COOPERATIVISMO EN BEAS


En nuestro municipio hay plantadas 2.700 hectáreas de olivos que han producido en el presente año más de 8. 000.000 de kilos de aceituna de las que se han obtenido más de 1. 500.000 kilos de aceite lo que representa aproximadamente la tercera parte (un 30 %) de toda la producción oleícola de Huelva.

En nuestro término municipal existen tres almazaras, una de iniciativa privada y dos en régimen de cooperativa: Ntra. Sra. del Reposo de Candón, y San Bartolomé de Beas.

Nuestro pueblo lleva con orgullo el haber sido el municipio pionero del cooperativismo en Huelva con la creación en 1942 de la Cooperativa San Bartolomé. En 1982 se fusionan todas las cooperativas adoptando el nombre de la más antigua, la de San Bartolomé, en unas instalaciones modernas para la época. Pero fue 1998, el año de la consolidación definitiva de esta empresa cooperativista, inaugurando las actuales instalaciones que hacen de la Cooperativa San Bartolomé la de mayor capacidad de toda la provincia. Cuenta actualmente con mil socios, casi la totalidad de las familias de Beas.



CANTO FINAL


Primero fue un arbusto
recio, silvestre, oleastro,
acebuche espinoso,
luego la sabia mano,
el tesón de los pueblos
injertaron variedades
mimaron su crecimiento
regaron sus raíces
por siglos resecas
con sudor y sentimiento
y creció , se extendió
por las laderas
conquistó valles
jalonó senderos
cabalgó las olas
sobre barcos inciertos
para pintar los campos
de olivares verdinegros.
y fue señor de la campiña
manos abiertas al cielo
olivos centenarios
verdial de mi pueblo
de aceituna prieta,
henchida de sueños
que rebosa aceite
dorado y recio,
paladar antiguo,
pan, aceite y azúcar
de mi infancia,
!tantos recuerdos!
de molino y truja
de los primeros juegos,
del primer cigarrillo
furtivo,
torres de capachos
rezumando oro viejo,
oscuros ojos de tinajas
bajo el suelo
y el olor a aceite
gravitándolo todo.

Manuel G. Bando Beltrán. Febrero 2005

EPÍLOGO

CAÑA

El olivo que plantó
¡Ay! mi abuelo
mi nieto lo cortó (BIS)
"pa" echarlo al fuego. ¡Ay......!

SOLEÁ “APOLA”

Sol de invierno y aceituna
mi pueblo recogerá (bis)
que el olivo es su cultura
desde tiempo inmemorial.
Sol de invierno y aceituna
mi pueblo recogerá.

LEVANTICA

El olor que da el molino
Al empezar la faena
El olor de que da el molino
Lo transporta la marea
Va diciendo en un suspiro
Corre aceite por mis venas.